Hoy habia muchas nubes reflejadas en el suelo.
Me levanté esta mañana con el cotidiano recuerdo del sueño de cada noche, y de tener el día lo mas sonriente posible. Unos hablan de la huelga, otros de no perder su casa, mi jefe de comprar otras dos tiendas... A veces entiendo menos de lo habitual.
Los de alrededor, aparecen, desaparecen, se tatúan, se intercambian palabras sin fondo ninguno, en el trabajo discuten... y yo continúo aquí, siempre acabo volviendo a un papel, a cualquier boli que me haga escribir, intentando no perder la cabeza, de desesperarme por querer, y no poder.
Hay veces que lo único que pido, es morir sabiendo que mi recuerdo será bueno, de momento sí que sé, que por lo menos no me quedará nada que sacar, no por decirlo, sí por expresarlo, lucharlo, escribirlo, sentirlo.... Todo está siempre en tu mano.
Ha sido un largo día en el fondo de mi conciencia, lucho por callar lo que a algunos les diría, incluso abofetearía, pero al llegar a casa, estoy tranquila, porque el que lo calle hoy, no significa nada, porque todo, se dice, algún día.
Y me encanta meter las manos dentro del fuego y ver, que por instantes, no me quemo, no siento el daño, pero igual que los sentimientos, cuando más duele, es cuando tus manos salen de ese fuego, se alejan, y vuelven a notar el frío. Y saber que todo es parte del juego, de necesitar estar solo, y no querer morir, sin haberlo deseado. Y cierro los ojos para ver, que parte de mí, esta dispuesto a todo, y suelto el humo lento, porque me tranquiliza saber, que me pongo nerviosa si no noto el viento.
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