
Ella, con poderes de todos los elementos, a la vez, vulnerable a los sentimientos...
Aquel lunes fue uno de esos días en los que no se para a pensar en nada, de tanto que absorves, te conviertes en un simple material enérgico cambiando de colores a medida que pasa el día, de más claro a más oscuro, hasta la completa ceguera, no dejando ver quien eres. Es ahí cuando te sucede, cuando mantienes una discusión con tu mente, con el sentido común, y caes en preguntarte por qué, y qué puto sentido tienes.
Ella, aquella noche, a pesar de haber tenido un día lleno de buenos y malos colores, se iba agusto a su hogar, y sólo le faltaba lo que últimamente le falta de lunes a viernes, además de horas, de más tiempo.
Hablaba con él mientras que llegaba en su coche a casa, al aparcar, su corazón empezó a doler, y le advirtió que algo malo estaba pasando, no sabía qué hacer. Él, intentaba saber que veía ella, como podía llegar del coche a casa sin que ocurriera nada, se puso muy nervioso, por la impotencia de estar a tantos kilómetros.
Ella, muy alterada, le dijo que le quería mas que a nadie, con mas ganas que nunca y corrió, 100 metros, putos 100 metros, la pantalla táctil le cortó la llamada, el peligro estaba tan cerca, que ni siquiera el propio peligro sabía que le podría suceder si se le ocurría continuar haciendo daño.
Ella, por fin llegó a su casa, le temblaba hasta el alma, la ansiedad la saturaba, estaba muy presente en su mente los malos colores recibidos durante todo el día... Ahora sólo la tranquilizaba su voz, y menos mal que esa noche sí la tenía.
Él, agobiado, rabioso, deseaba con todas sus fuerzas estar allí, a su lado, abrazarla, protegerla. Ella, agotada, con 3 tequilas de más, no podía creerse nada de lo ocurrido, sólo se cree, lo que él la quiere, y comenzó a soñar, todo extraño, la mente aturdida, se imaginaba sueños surrealistas, s temperatura corporal era muy alta, se despertó de nuevo de esos sueños de madrugada, escuchó a una pareja gritarse, insultarse, golpearse. Primero, medio dormida, reflexiono sobre el día, lo visceral que era todo lo malo de la vida, después. que ella no gritaría nunca jamás con el hombre de su vida.
Y con fiebre, volvió a dormirse, a la hora, sonó el despertador, ella no era capaz de continuar otro día mas, y decidió dedicarse el martes, y escribir fantasías, ver fotografías, imaginar sonrisas...
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