
Son frágiles por fuera,
pero soportan mejor que nadie los golpes,
sólo les marcan, se agrietan,
quedando solo una pequeña línea de puntos...
Quieren divertirse, sentirse siempre recompensadas,
disfrutan hasta cuando lloran,
porque saben que alguien que las vea,
las abrazarán, las harán de nuevo reir.
Les gusta salir de noche,
pero no les importa el sol,
ni que se les moje el pelo con la lluvia.
Cada vez hay más, y más...
todas las muñecas casi piden el ser rotas,
para poder contar que lo están,
y tener ante el mundo la actitud de saber
que han sufrido, y han sobrevivido,
y quieren seguir con más.
No saben afrontar sus roturas
de otra manera que no sea cantar,
bailar, beber, drogarse, abrazar,
besar sin esperar a ser besadas,
pidiendo todo lo que quieren,
y rechazando lo que no desean.
A veces parecen frías, egoistas descaradas,
pero son máscaras hechas con rojo carmín
y oscuras sombras en los párpados,
pareciendo manchas, como si fuese del día anterior.
Y también laten, respiran, y se pueden asfixiar.